Los hay que no saben mucho, por no decir nada, de casi nada, excepto una cosa, eso sí, esa la saben siempre: "Qué es lo que harían si estuviesen en nuestro lugar".

miércoles, 1 de agosto de 2012

NO ERA LO QUE PARECIA. NO ES COMO DECÍAN.

Decían que teníamos un gobierno de mediocres con un insolvente a la cabeza, y lo repetían machaconamente. Bastaría un simple cambio de esa pandilla de grises para generar confianza, para empezar a crecer, para acabar con todos los males que nos estaban llevando al borde del abismo. Pues bien, ahora ya tenemos un gobierno formado por ministros mega guays, de los que han estudiado en colegio de pago, a los que se les llena la boca de España cada vez que dicen España, con fuertes convicciones morales y/o religiosas, que hablan idiomas, y yo que se cuantas cosas más; ah!, y a la cabeza un Sr. que ha sacado unas oposiciones durísimas. Lo único, que su pronóstico les ha fallado, cada vez estamos peor, y la velocidad de empeoramiento es directamente proporcional a la que imprimen a los recortes que nos abocan a la pobreza, a un retroceso de décadas.

Hace años, muchos tenían un tío en América, y los que no, buscaban algún grado de parentesco, por si acaso al palmar el susodicho les dejaba como herederos directos y se podía pillar algo. Hoy todos tenemos una pariente, una prima, de apellido,  Riesgo, sin que nuestros padres tengan constancia de que ninguno de sus hermanos haya procreado semejante monstruo. Pero el caso es que la ínclita se ha colado en nuestras vidas, y no hay día que no la mentemos. Lo malo es que a diferencia de las esperanzas depositadas en el tío emigrante, con ésta a lo único a lo que aspiramos es a que no nos deje sin nada que llevarnos a la boca. Para que pensar en la herencia de nuestros hijos.
Pues a esta pariente de cuarto grado, era a la que los ministros mega guays iban a meter en cintura cuando, una vez quitado del medio el insolvente Sr. Zapatero, la buena Señora se dejase querer y nos mirase, a los españoles, con ojitos de cordera. Nada más lejos de la realidad.
Y, ¿Cuál es la realidad? Pues que estamos al borde del abismo, siendo optimistas en nuestra visión; cayendo en el, si somos objetivos.
La pregunta, o mejor, las preguntas son: ¿por qué?, ¿Quién nos ha traído hasta aquí? Los mercados, dicen los que más. Y, otra vez, se pone un artículo determinado, como buscando dotar de personalidad propia a algo que no es más que la perversión de un sistema económico, que, guste o no, tenía una regla de funcionamiento muy sencilla: Oferta versus demanda. La cosa económica ya no obedece a esta Ley. Todo indica que hay un poder superior, cuya mano mece la cuna, a su libre voluntad, sin importarle la salud de quien duerme en ella. Nada tiene lógica, imposible encontrarle sentido, la racionalidad se ha esfumado.
Tenemos miedo, la incertidumbre lo embarga todo. Vivimos tiempos muy difíciles. Nos hemos resignado, y aspiramos a vivir, a poder seguir viviendo, rodeados, atrapados, en esa dificultad. ¿Lo han conseguido? quiero, necesito, pensar que no; aún no.

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